La
iglesia del Monasterio de San Pedro de
Siresa se encuentra en el norte de la comarca de La Jacetania en Huesca (en
la localidad de Siresa, dentro del precioso Valle de Hecho), en pleno
Prepirineo y a una altura de más de 800 metros sobre el nivel del mar.
Por
este lugar pasaba una calzada romana que comunicaba el interior de la Península
(Zaragoza) con Francia.
Estamos,
sin duda, ante uno de los monumentos más importantes de Aragón y también de los más singulares y extraños de la
arquitectura medieval española (monumento histórico artístico de carácter
nacional, desde el año 1931).
Podemos
decir de él que a pesar de los numerosos especialistas que lo han estudiado son
muchas las dudas que todavía arroja, en cuanto a sus fases constructivas.
Lo
primero que llama la atención es encontrarnos un edificio de dimensiones
catedralicias (notables sus medidas de largo y ancho y sobresaliente su altura)
en un pueblecito serrano, donde lo normal sería encontrarnos con las habituales
y encantadoras iglesitas o ermitas del románico rural.
La
razón para explicar tan magno edificio hay que buscarla en su origen monástico
y en el apoyo regio que contó.
En efecto,
se sabe que el conde carolingio Aznar
Galíndez establece aquí un monasterio en el temprano año de 833 bajo la
regla de San Crodegando, que pronto se convirtió en uno de los corazones
espirituales de los jovencísimos condados aragoneses y también uno de los
motores altomedievales que impulsó el reino de Aragón (de hecho, el propio Alfonso I el Batallador, pasó su
infancia y fue educado en este monasterio de San Pedro de Siresa).
En el
año 922 se convierte en sede episcopal, pero es abandonado durante la
destrucción de Pamplona por parte de Almanzor.
En 1063
pasó a depender de la Diócesis de Jaca (aunque con casi total autonomía de
facto) y en 1077, Sancho Ramírez lo cede a una comunidad de monjes agustinos
En 1145
San Pedro de Siresa pasa a depender realmente de la Catedral de Jaca, motivo
por el cual comienza un proceso de pérdida de vitalidad e importancia.
En la
actualidad, tan magna obra es sólo iglesia parroquial de la aldea de Siresa.
Posibles
Fases Constructivas
Del
Monasterio de San Pedro de Siresa sólo se conserva la iglesia. Como ya dijimos,
son muchas las especulaciones sobre las fase constructivas de tan peculiar
edificio.
En 1991
unas excavaciones realizadas en el subsuelo hallaron muros de una iglesia de tres naves y cabecera recta que se
piensa pudiera pertenecer a un templo visigodo anterior a la fundación del
siglo IX. Desgraciadamente, tales restos arqueológicos fueron enterrados de
nuevo.
Es
posible que se construyera luego un edificio verdaderamente carolingio de tres
naves del que quedaría la parte más occidental del templo actual, como el túnel
abovedado que sirve de acceso a la puerta y sobre el que hay una tribuna a la
moda carolingia.
Según
esta teoría, los arcos cegados de la nave y que se aprecian perfectamente al
exterior serían los arcos formeros de este templo carolingio de tres naves. En
el siglo XIII y siguiendo esta teoría, las naves laterales se suprimirían por
su mal estado de conservación.
Ya en
tiempos románicos (siglos XII-XIII) se harían reformas en este templo, como la
cabecera. Es posible que la desnudez de la obra carolingia se rematara en un
románico también ascético y sobrio, propio de tiempos donde se impone la
estética cisterciense. Ello explicaría la aparente uniformidad de toda la obra.
También
durante el Renacimiento se abordarían nuevas obras.
Es
curioso que si aceptamos estas fases constructivas, el templo actual de San
Pedro es un refrito de épocas y estilos y, sin embargo, y especialmente en el
interior, el aspecto es de una perfección y armonía arquitectónica sin
parangón. A ello no es ajena la sencillez de elementos geométricos empleados,
como las verticales de esquinas, pilastras y pilares y el semicírculo de los
arcos y bóvedas.
La
razón por la que la datación de este edificio es tan controvertida es
básicamente por la confusión y falta de datos que existe sobre la arquitectura
prerrománica europea y en concreto la carolingia, puesto que, desgraciadamente,
nos han llegado muy pocas y muy transformadas obras de esta época.
La
iglesia actual
Dicho
esto, lo que queda hoy en un misterioso templo de grandes dimensiones,
construido con sillería y desnudo completamente de escultura monumental. Tiene
planta de cruz latina, formada por una sola nave transepto acusado en planta.
Tiene la iglesia una cabecera con ábside poligonal al exterior y semicircular al
interior. Este ábside se levanta sobre una cripta, al tener que adaptarse a un
terreno desigual y más bajo en esta zona.
Tanto
en el muro exterior como interior del ábside alternan ventanales con ciegos de
medio punto.
La nave
principal tiene bóveda de medio cañón con refuerzo de fajones sobre pilastras.
El tramo del crucero tuvo cúpula semiesférica pero tras un incendio fue sustituida
y rehecho en dos ocasiones. La actual es de medio cañón.
La
fachada occidental dispone de la puerta principal bajo una serie de arquivoltas
de medio punto de gran abocinamiento que más bien parece un túnel abovedado. A
esta puerta occidental se le añadió un tímpano con interesante crismón
románico.
Más
interesante aún es que en el interior, en este espacio de los pies, hay una
estancia elevada y abovedada que se ha relacionado con una tribuna carolingia.
Bienes
muebles
Dentro
de la categoría de bienes muebles se conservan muy interesantes muestras
antiguas y medievales, como la inscripción a la calzada que comunicaba Hispania
con la Galia.
Especialmente
interesante es el Cristo que se encontró hace unos años en la restauración y
que es un ejemplar soberbio del siglo XIII. Debió pertenecer a un
Descendimiento a tenor de en la postura flexionada del tronco, uno de los brazos
y las dos piernas. Cristo aparece muerto (ojos cerrados), teniendo su rostro
gesto de Serenidad. Tiene cuatro clavos. Como curiosidad, el escultor talló el
ombligo en espiral.
Además,
hay una talla de madera románica de María con el Niño, del siglo XIII, de
postura y rasgos muy hieráticos. Se trata de la Virgen de Sirensa.
En
cuanto a retablos, encontraremos varios de distintas épocas que abarcan desde
el gótico al barroco.
También
hay que citar una pila bautismal posiblemente románica austera copa lisa.
Como
nota final, hay que decir que la tradición fija en esta iglesia el
descubrimiento del Santo Grial en una hornacina del ábside, el mismo que hoy
conserva en la Catedral en Valencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario