El de San Millán de la Cogolla es uno de los
monasterios con más historia y raigambre de los que se levantaron en suelo
hispano.
Fundado por San Millán en el siglo VI, fue
primero monasterio visigodo y más tarde mozárabe. De esta época se conservan
los grandes arcos de herradura del templo.
Fue incendiado por Almanzor a finales en el
año 1002, el mismo verano en que el caudillo musulmán murió en tierras
sorianas, lo que denota la importancia simbólica que tenía el cenobio en la
cristiandad hispana. Además este monasterio debió reunir un gran plantel de
atistas durante aquellos oscuros dos siglos pues de él proceden grandes obras
de eboraria y códices, aunque en diferentes paraderos, como veremos.
De época románica, hay dos elementos de gran
importancia: el sepulcro del santo, del siglo XII y situado en el monasterio de
Suso (arriba) y las arquetas de San Millán y San Felices, guardadas en el
monasterio de Yuso (abajo)
Sepulcro de San Millán
El sepulcro es una imponente obra realizada
en alabastro. El santo yacente es acompañado por figuras de los santos San Braulio y Santa Potamia, entre otros.
Arqueta de San Millán
La arqueta de San Millán es de pleno siglo XI
y conserva rasgos todavía mozárabes. Las placas son de marfil y representan los
episodios de la vida de San Millán según el relato que Berceo en su famosa
“estoria del señor Sant Millán”.
Cruz Procesional y ara portátil de
marfil (conservadas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid)
Los talleres de marfiles cordobeses durante
el califato fueron famosos por la calidad de sus obras. Más tarde, en Cuenca se
prosiguió con la eboraria hasta mitad del siglo XI.
Fruto de este arte son el brazo de marfil
procedente de una cruz procesional patada y el ara portátil, conservados en el
Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Ambos parecen obras coetáneas, de
finales del siglo X y procedentes del Monasterio de San Millán de la Cogolla.
El brazo de la cruz, que llevaría metales
preciosos pedrería, tiene los bordes tallados con cabezas monstruosas de los
que emanan tallos ondulantes rematados en hojas y frutos y que enmarañan
parejas de leones, grifos, águilas antílopes de gran plasticidad. Otros dos brazos,
pertenecientes a esta cruz, muy similares, se conservan en el Museo del Louvre
de París.
El ara portátil tiene placas de marfil que
representan similares motivos de animales que la cruz mencionada anteriormente.
El Beato de San Millán de la
Cogolla, hoy en la Real Academia de la Historia, tiene el gran interés de que
intervinieron dos artistas de cronología concepción artística distinta (se
comenzó en la primera mitad del siglo XI y se terminó en la segunda mitad de
esa centuria).
El primer artista sigue apegado a
la tradición mozárabe de los beatos del siglo X, mientras que el segundo crea
sus miniaturas básicamente en estilo románico. En total tiene 49 ilustraciones.
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