A
partir del reinado de Felipe II y sobre todo con la corriente de austeridad
católica que impregna la sociedad española de la Contrarreforma.
El
ejemplo más destacado, sin duda, de este periodo es el Monasterio del Escorial
(1562-1584) donde se reúnen en un mismo espacio: monasterio, iglesia, palacio y
panteón real.
El
Monasterio de El Escorial fue fundado por Felipe II en conmemoración de la
victoria en la batalla de San Quintín contra las tropas francesas.
Tal
batalla tuvo lugar el 10 de agosto, festividad de San Lorenzo, mártir cristiano
que murió en una parrilla, por lo que se decidió que la planta del edificio
tuviera esta forma.
Se trata de un edificio derivado de fuentes
italianas, pero de gran sobriedad y desornamentación, lo que unido a su colosal
tamaño y el color gris del granito de su fábrica, le confiere una solemnidad
aplastante.
Juan
Bautista de Toledo inicia las obras en 1562. A él se deben la planta general del
edificio, la fachada meridional y el patio de los Evangelistas. Le sucedió como
arquitecto general principal el italiano Giovanni Battista Castello “el
Bergamasco”, que construyó la gran escalera a la imperial del interior, la
primera de este tipo en Europa.
Juan
de Herrera, el estilo herreriano y el Monasterio de El Escorial
Juan de Herrera, auxiliado por Antonio de Villacastín dirigió la obra
desde 1572 hasta el fina (1584), y le imprimió su sello característico. Los
trabajos de ornamentación, sin embargo no terminaron hasta comienzos del siglo
XVII.
Herrera, estudioso de las teorías del romano Vitrubio, es una de las
grandes figuras de la arquitectura española de todos los tiempos e influyó decisivamente
en la arquitectura española del último cuarto de siglo. Otras obras de Herrera,
al margen del Escorial, serán la Lonja de Sevilla y la catedral de Valladolid.
La arquitectura herreriana se basaba en el protagonismo de la pureza
de la línea frente a los elementos decorativos.
No fue azarosa, por tanto, la inmensidad de los muros del edificio,
casi desnudos y sólo interrumpidos por hileras de ventanas. Los torreones de
las esquinas añaden un sentido militar a la construcción. Estas torres se
rematan en chapiteles a cuatro aguas, con pizarra negra, que repiten el
contraste cromático con la piedra. La decoración arquitectónica se basa en
columnas jónicas y dóricas y frontones triangulares, además de pináculos con
bolas.
Palacio
El palacio es de planta rectangular. En el interior destacan el Salón
de los Borbones, con techos pompeyanos y tapices españoles; la Sala de las
Batallas, con pinturas y el Palacio de los Austrias, del s. XVI.
La fachada principal presenta tres portadas monumentales, y sobre la
puerta hay una estatua de San Lorenzo realizada por Juan Bautista Monegro, la
parrilla del santo y el escudo de armas de los Habsburgo.
Iglesia del Monasterio
Se accede a la Basílica a través del sobrecogedor Patio de los Reyes.
Se llama así por las seis enormes estatuas que decoran la fachada. Representan
a los reyes de Judea. Las esculpió Monegro y Sebastián Fernández creó los
cetros y las coronas con bronce dorado.
La grandiosa basílica ocupa el centro del edificio. Tiene planta de
cruz griega, con gran cúpula en el crucero. Su retablo es una obra maestra de
Juan de Herrera, quien realizó los planos. Las bóvedas están pintadas al fresco
por Lucas Jordán y Lucas Cambiaso.
De especial atracción turística es el Panteón de los Reyes, ubicado
debajo de la capilla mayor. Es obra del siglo XVII por Crescenzi y es de planta
octogonal. Las obras comenzaron bajo el reinado de Felipe III bojo la dirección
de Juan Gómez de Mora.
Otras
dependencias
Dos siglos más tardes, en el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos
III se añadieron al conjunto dos pequeñas construcciones de recreo llamadas
“Casitas”.
Además
el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial tiene un convento, una biblioteca
decorada por pinturas murales y el Museo donde se reunieron las más importantes
obras de arte que se conservan en el monasterio y que incluyen numerosos
cuadros de distintas épocas y estilos, que van desde pinturas flamencas de los
siglos XV y XVI hasta la Escuela Española del XVII. Algunos de los más
importantes cuadros expuestos son de Miguel Coxcie, Tiziano, José Ribera, entre
otros.
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