viernes, 12 de octubre de 2018

Monasterio de Yuste. Extremadura



Historia del Monasterio de Yuste

El Monasterio de Yuste es uno de los más conocidos de España gracias a su vinculación histórica con los últimos dos años de vida del emperador Carlos V (1556-1558), además de por su riqueza artística y el magnífico entorno natural en que se encuentra, en la comarca de la Vera.

 

El Monasterio de Yuste está ubicado junto a la población de Cuacos de Yuste, cerca de la Sierra de Gredos, en la comarca de La Vera de Cáceres.

El origen de este cenobio hay que buscarlo en tres eremitas deseosos de cumplir sus penitencias en el año 1407. Con el tiempo, la comunidad de monjes aumentó y adoptaron la regla de San Jerónimo.

Carlos V, deseoso de terminar su vida en un monasterio, lo habitó durante dos años en una casa palacio construida para tal efecto.

Desde el siglo XVI al XIX, el Monasterio de Yuste pasa por diferentes avatares, incluyendo el incendio sufrido en la Guerra de Independencia y la desamortización de Mendizábal.

En 1949 se comienzan las obras de recuperación de tan insigne lugar.

Dependencias del Monasterio de Yuste

Al margen de la citada casa-palacio del emperador, importa el conjunto monacal, formado por la iglesia gótica (siglo XV) los dos claustros y las estancias monacales. Al margen de la citada casa-palacio del emperador, importa el conjunto monacal, formado por la iglesia gótica (siglo XV) los dos claustros y las estancias monacales.

La iglesia


La iglesia del Monasterio de Yuste es un templo tardogótico con reformas renacentistas.

La fachada occidental muestra ya una portada de hechuras renacentistas, de mitad del siglo XVI. El vano es de medio punto y se encuentra flanqueado por dos pilastras. Encima hay hornacinas y un frontón triangular. En la parte alta del muro hay un óculo circular.

En el interior se aprecia su sencilla estructura compuesta por una única nave de cuatro tramos, cubierta con bóveda de de crucería estrellada y rematada por una cabecera poligonal. El arco triunfal es apuntado y muy decorado.

Claustro Gótico




El claustro gótico es de finales del siglo XV y tiene planta rectangular con dos pisos, abiertos al patio central mediante amplísimos vanos delimitados por arcos carpaneles que se punden con los pilares cilíndricos que hacen las veces de columnas.

El conjunto de este claustro es de gran elegancia y severidad, por su casi completa desornamentación.

Claustro Nuevo o Plateresco

El claustro nuevo del Monasterio de Yuste es del siglo XVI, renacentista. También es rectangular, pero más amplio que el anterior. Tiene también dos pisos. El inferior lleva arcos de medio punto y el superior arcos escarzanos. Las columnas de apoyo son renacentistas decoradas con volutas y guirnaldas.







Casa Palacio de Carlos V


Si las dependencias religiosas del Monasterio de Yuste son de gran austeridad, no menos lo son las que forman parte del Palacio o vivienda del emperador.

El edificio es sencillo y de fábrica humilde, a base de ladrillo y mampostería, con algunas partes de sillería.

La planta principal tiene forma rectangular con un pasillo central que delimita dos áreas con dos salas en cada una. Las dos habitaciones interiores son la alcoba del emperador y una antecámara, mientas que las dos exteriores tenían función de comedor y sala de audiencias y estaban abiertas al jardín exterior.

El edificio es sencillo y de fábrica humilde, a base de ladrillo y mampostería, con algunas partes de sillería.

La planta principal tiene forma rectangular con un pasillo central que delimita dos áreas con dos salas en cada una. Las dos habitaciones interiores son la alcoba del emperador y una antecámara, mientas que las dos exteriores tenían función de comedor y sala de audiencias y estaban abiertas al jardín exterior.

Una de las particularidades de la casa de Carlos V es que en su habitación se practico un vano que comunicaba con la iglesia del monasterio y que le permitía asistir a Misa desde su propia cama, hecho que su hijo Felipe II imitó en el Monasterio de El Escorial, años más tarde.

 

miércoles, 22 de agosto de 2018

Convento de la Cabrera. Madrid




El Convento de San Antonio de la Cabrera está ubicado a media ladera de Cancho Gordo y a unos dos kilómetros del pueblo (hay señalización pero conviene preguntar)

La historia de esta construcción, una de las más valiosas de patrimonio medieval madrileño, está llena de conjeturas pues no existen datos documentales sobre su fundación. La hipótesis más aceptada es que el rey castellano Alfonso VI, coincidiendo con sus planes de atravesar el fronterizo Sistema Central para la conquista de Toledo, fomentara la ubicación de un pequeño cenobio benedictino-cluniacense bajo la advocación de San Julián en esta agreste sierra madrileña.

 
 
En 1404, se convierte en el convento de San Antonio de Padua. Alcanzó gran relevancia durante los siglos estando ligado a personajes de relevancia como los Mendoza, el duque del infantado o el Marqués de Santillana y el Cardenal Cisneros.

Desde el punto de vista artístico, la iglesia del primitivo monasterio es de estilo románico. Un ejemplar verdaderamente interesante pues a pesar de sus pequeñas dimensiones tiene una estructura arquitectónica compleja y radicalmente alejada de los sencillos templos concejiles de una sola nave.

La iglesia del Convento de San Antonio de la Cabrera presenta una compleja planta de tres naves, crucero y cabecera de cinco ábsides escalonados de planta semicircular y diferente altura. Los tres centrales se corresponden con la prolongación natural de las naves, mientras que los dos laterales se abren en los extremos de los brazos del crucero.

En el interior los elementos de apoyo de arcos triunfales y arcos de entrada al crucero son pilares cruciformes, mientras que los de prolongación de las naves son cuatro columnas de fuste cilíndrico y sencillos capiteles que podrían pertenecer a reformas o reconstrucciones ya del siglo XV.

Las bóvedas son de medio cañón menos las de los ábsides que son de cuarto de esfera. Y todos los arcos presentan perfil de medio punto.



Para otros autores, la construcción es posterior, de estilo cisterciense (y con probable construcción a partr de comienzos del XIII)

Estilísticamente, la sencillez de la arquitectura del Convento de La Cabrera no arroja demasiada luz. Incluso también ha sido relacionada con modelos prerrománicos, lo que apoyaría la teoría de edificio primitivo cluniacense, o por el contrario de la pureza impuesta por la orden cisterciense.




Sin embargo, hay que decir que este edificio presenta pocas relaciones con lo grandes edificios cistercienses que se diseminan por la Castilla de los siglos XII y XIII. Para empezar su tamaño es mínimo en relación a los casi catedralicios monasterios del Císter. Su modesta fábrica de mampuesto nada tiene que ver con la perfecta sillería cisterciense y nada hay en la Cabrera de arcos apuntados o bóvedas de crucería que fueron introducidos por los monjes blancos. Se puede comparar esta iglesia con los restos de Valdeiglesias (Madrid) Collado Hermoso y Sacramenia (Segovia) o Monsalud

y Buenafuente del Sistal (Guadalajara) por citar sólo los monasterios del Císter geográficamente más cercanos y sacar sus propias conclusiones.

Las reformas posteriores a época románica se inician en los siglos XV y XVI, a las que pertenece la arquería conservada del claustro, el cuerpo bajo de la torre, los muros de cerramiento de oeste y sur con sus puertas adornadas con los escudos de la Orden y de los duques del Infantado, señores de la villa.

El cuerpo superior de la torre parece más moderno y podría ser del siglo XVIII










 

 

jueves, 24 de mayo de 2018

Monasterio de Santa María la Real de Nájera. La Rioja





Nájera y el origen del Monasterio

Nájera es una de las estaciones del Camino de Santiago en La Rioja ya citada en el Codex Calixtinus y una de sus poblaciones más monumentales. No en vano fue capital del reino Nájera-Pamplona en los siglos X y XI, alcanzando su máximo esplendor en la época de Sancho Garcés III, el Mayor.





Dentro de este rico patrimonio de Nájera destaca especialmente el magnífico Monasterio de Santa María la Real.
 
 

 


Este monasterio fue fundado en el año 1052 por el rey navarro García IV el de Nájera, adosado a la cueva donde, según cuenta la tradición, encontró, mientras cazaba una paloma con un azor, un conjunto de objetos: una imagen de la Virgen María con el Niño, una campana y un jarrón con azucenas (símbolo de la Anunciación).

 




Pocos años después, Nájera pasa a formar parte de León y Castilla. En 1079, el rey Alfonso VI se lo entrega a los Benedictinos de Cluny.

En 1487 el Papa lo entregó a Rodrigo de Borja, el futuro Papa Alejandro VI. Ello significó que desde esta fecha hasta 1513 Santa María fuera una abadía independiente.

 

 

La iglesia gótica

De las primitivas edificaciones mozárabes y románicas de los primeros siglos casi nada queda -salvo parte de un muro en el extremo occidental junto a la cueva- pues el monasterio fue completamente reconstruido a partir del año 1422 en estilo gótico.
 
 



La iglesia es verdaderamente grandiosa y no desmerece en comparación con muchos de los edificios catedralicios españoles de la época.
 
 
 
 
 
Tiene tres altas naves separadas por pilares fasciculados con multitud de columnillas. Las bóvedas son de crucería sencilla menos en la cabecera donde se tornan estrelladas y en el transepto lleva bóveda de crucería. Sobre los dos brazos del crucero y parte de la nave principal corre un triforio practicable con vanos muy apuntados que de lejos parecen triangulares. El claristorio lo constituye una serie de pequeños ventanales agudos y geminados que dejan entrar escasa luz al interior del edificio.
 
 
 
 
El retablo situado en el testero plano de la iglesia e obra barroca del siglo XVIII. Un poco perdida en la inmensidad de sus dimensiones logramos identificar una talla de la Virge y el Niño. Se trata de la Imagen de Santa María la Real que se encontraba anteriormente en la cueva.          
 
 
 
El aspecto exterior de este templo es un tanto desconcertante dada su altura y los cilindros que abundan en sus esquinas lo que le confiere un aspecto de fortificación. Al oeste de la iglesia hay una puerta de entrada del siglo XVII a la que se llega bajando una escalera para neutralizar el desnivel. 
 
 
 
 
 
El coro
El coro de esta iglesia tiene una de las mejores sillerías conservadas en la arquitectura religiosa española. Su estilo es gótico florido y fue realizado hacia 1495 por los maestros Andrés y Nicolás.
Panteón de los Reyes y el sepulcro de Doña Blanca de Navarra
De la iglesia, además de su bella arquitectura gótica destacamos el Panteón de los Reyes, situado a los pies de la iglesia.
 



El Panteón de los Reyes conserva hasta treinta sepulcros de reyes castellanos y navarros como García el de Nájera, Sancho el Noble, el infante Ramiro, Sancho II Abarca, Bermudo III de León, Sancho IV el Sabio de Navarra. Aunque los citados personajes históricos son medievales, los sepulcros son renacentistas del siglo XVI.

El sepulcro más relevante de todos los que se conservan en el interior de la iglesia de Santa María la Real de Nájera es el de estilo románico perteneciente a la reina de Doña Blanca de Navarra. 
 
 

En el claustro podemos encontrar varias puertas monumentales. Una de ellas se denomina de San Juan y es la que da acceso al templo desde el claustro. Se trata de una estructura renacentista con decoración plateresca.
 
 
 
 

 
 
Tiene forma rectangular con vertiente a dos aguas y las dos caras laterales mayores esculpidas (los frontales están, desgraciadamente, perdidos).
 
 


 
En la cara principal se esculpe la muerte de Doña Blanca, muy serena y bella acostada en su lecho, mientras su alma (un niño desnudo) es elevada al Cielo por dos preciosos ángeles. A los lados, separados por árboles, hay varios cortesanos que consuelan al rey a una dama. Por encima, hay un solemne Cristo en Majestad rodeado del Tetramorfos y el Conjunto Apostólico.
 
 

 
 
En la cara opuesta, los relieves se ocupan de algunas escenas del Ciclo de la Natividad de Cristo: la Adoración de los Reyes Magos y la Matanza de los Inocentes, además de la parábola de las vírgenes necias y prudentes.
 
 
La cueva

Otro de los espacios del máximo interés del Monasterio de Santa María la Real es la cueva donde el monarca encontró la imagen de la Virgen. Pasar del ámbito del edificio gótico a este lugar oscuro y húmedo produce una sensación sobrecogedora. Aquí encontraremos una bella imagen gótica de la Virgen.

 

 
 
 
Obviamente ésta no es la talla de la Virgen que encontraría García el de Nájera en el siglo XI, sino una Virgen de finales del siglo XIII o comienzos del XIV que se trasladó posteriormente -en 1845- aquí desde la capilla del Alcázar Real.

Hubo de ser restaurada en 1948 por el Instituto Príncipe de Viana pues al parecer se hallaba en un estado lamentable de deterioro y suciedad.

Claustro de los Caballeros

El claustro del monasterio se llama "Claustro de los Caballeros" porque fue el lugar elegido por muchos nobles que pagaban con sus riquezas al monasterio para disponer de un lugar piadoso para su enterramiento.
 
 

Obviamente ésta no es la talla de la Virgen que encontraría García el de Nájera en el siglo XI, sino una Virgen de finales del siglo XIII o comienzos del XIV que se trasladó posteriormente -en 1845- aquí desde la capilla del Alcázar Real.

Hubo de ser restaurada en 1948 por el Instituto Príncipe de Viana pues al parecer se hallaba en un estado lamentable de deterioro y suciedad.

Claustro de los Caballeros

El claustro del monasterio se llama "Claustro de los Caballeros" porque fue el lugar elegido por muchos nobles que pagaban con sus riquezas al monasterio para disponer de un lugar piadoso para su enterramiento.
 
 
 
 

Este claustro es una obra maestra de la arquitectura y escultura del siglo XVI, siendo terminado en 1528.






 
Cuenta con sus cuatro pandas cubiertas con bóvedas tardogóticas de crucería compleja. Lo más bello son los arcos apuntados de finales del gótico que cobijan delicadas columnillas y tracerías platerescas. Todas ellas son distintas y en el entramado vegetal y geométrico que las preside vemos también animales y ángeles.

 

Adosadas a los pilares del claustro existe una colección de estatuas renacentistas bajo doseletes. La mayoría están descabezadas y mutiladas. Hay que fijarse también en las mensulillas que las soportan pues encontramos en ellas escenas protagonizadas por animales fantásticos.




En una de las esquinas se encuentra la Capilla de Doña Mencía. Se trata de un espacio funerario habilitado para contener los sepulcros de Doña Mencía López de Haro, esposa del rey portugués Sancho II Capelo, de dos de sus hermanos y de Garci Lasso Ruiz de la Vega.
 
 

En otro de los rincones de este fantástico claustro -junto a la puerta plateresca de entrada- encontramos dos sepulcros correspondientes a Diego López de Haro, llamado el Bueno, X señor de Vizcaya (1170-1214) y el de su segunda esposa, Toda Pérez de Azagra. En ambas tumbas pétreas encontramos la habituales representaciones propias del siglo XIII con plañidero/as expresando su aflicción.
 
 


En el claustro podemos encontrar varias puertas monumentales. Una de ellas se denomina de San Juan y es la que da acceso al templo desde el claustro. Se trata de una estructura renacentista con decoración plateresca.
 
 


Otra se encuentra en la panda oriental del claustro y se conoce como Puerta de los Reyes, al llevar dos escudos: uno de Castilla y León y el otro de Navarra. Daba acceso al antiguo refectorio y a la sacristía. Es de estilo gótico isabelino con vano delimitado por arcos carpaneles superados por decoración flamígera.