jueves, 16 de enero de 2014

Monasterio de Samos. Galicia


Historia del Monasterio


El Monasterio de Samos es, sin duda uno de los más antiguos e importantes de los muy numerosos cenobios de tierras de Galicia.


Este monasterio de Lugo se encuentra en el pueblo de Samos, cabeza del municipio del mismo nombre. Esta tierra lucense es un lugar ideal para un monasterio de origen medieval pues se asienta en un valle estrecho, encajonado entre montañas.

Además es lugar de paso del Camino de Santiago.

El Monasterio de San Julián y San Basilisa de Samos (aunque se conoce más como simplemente Monasterio de San Julián de Somos) tiene origen altomedieval, concretamente de época del Reino Visigodo en el siglo VII, atribuyéndose su fundación a San Martín Dumiense y renovado por San Fructuoso.

Además hay una inscripción empotrada aparecida en el siglo XIII en la que el obispo de Lugo describe cómo bajo su mandato se restaura en el siglo VII el antiguo monasterio.

Los avatares, guerras y conflictos medievales afectaron en numerosas ocasiones al monasterio. Así debió ocurrir en el siglo VIII pues fue abandonado por los monjes durante la efímera dominación musulmana. Tras su retirada al sur, el cenobio fue nuevamente ocupado y reverdecida la vida monacal.

El Monasterio de Samos fue ocupado por mozárabes que venían huyendo de Al-Andalus en tiempos del rey Fruela I que les asignó un coto en estas tierras.

Precisamente el hijo de éste, el que sería el gran rey Alfonso II el Casto pasó de su infancia aquí, junto a su hermana Jimena, tras la muerte por asesinato de su padre, cuando su vida peligraba por las continuas conspiraciones aristocráticas del recién nacido Reino Astur.

Durante el siglo X, Samos sufre la momentánea expulsión de los monjes por parte del obispo lucense don Ero pero reverdece poco después y se convierte en un monasterio benedictino y recupera su auge en el XII bajo la reforma cluniacense.

No fueron los únicos percances del Monasterio de San Julián de Samos ya que en tiempos modernos sufrió varios incendios y la exclaustración de Mendizábal de 1835, aunque fue reocupado de nuevo por monjes a finales del siglo XIX.

El Monasterio de San Julián de Samos se convirtió en Sede de la Orden de monjes benedictinos a comienzos del siglo XIX.

Arquitectura del Monasterio de Samos

El conjunto monástico de San Julián de Samos procede de distintas épocas, aunque mayoritariamente abarca desde el Renacimiento hasta el Neoclasicismo. Todas las dependencias y su conjunto son de enormes proporciones y se aprecia que en sus promotores y sus arquitectos se buscó una grandiosidad al tiempo que contenida decoración que desembocase en contenida sobriedad.

La iglesia

La iglesia es del siglo XVIII, construida entre 1734 y 1748, que auque barroca por época más bien parece neoclásica por las formas austeras y clasicistas que muestra. Tiene planta de cruz latina y tres naves. Las bóvedas son de medio cañón con casetones y los apoyos, arcos semicirculares sobre fuertes pilares con pilastras dóricas en sus caras. En el crucero se elevó una enorme cúpula semiesférica sobre pechinas con relieves de los doctores marianos benedictinos San Ruperto, San Bernardo, San Anselmo y San Ildefonso.
 

La barroca fachada también es un obra del siglo XVIII y a pesar de su buena articulación se aprecia algo rechoncha al estar inacabada, pues no se llegaron a construir las torres laterales.

La escalera de acceso recuerda a la del Obradoiro de la Catedral de Santiago. Por ella llegamos a la puerta propiamente dicha que es adintelada. Esta puerta se rodea de una fachada monumental dividida en dos cuerpos horizontalmente, siendo el inferior de doble altura que el superior, aunque reproducen aproximadamente la misma estructura vertical y ornamentación a base de columnas dóricas y anchísimas pilastras murales.

Si el piso inferior lleva como vanos la puerta de ingreso y dos ventanales, el superior se orada mediante un óculo circular y dos troneras para las campanas.
Los claustros

Pero si la iglesia provoca el interés por su monumentalidad, más aún lo tiene su pareja de claustros, el del Padre Feijoo y el de las Nereidas.

El Claustro grande o de Feijoo es el más grande de España con crujías de casi sesenta metros de longitud.

Fue construido en el siglo XVII. entre  1685 y 1689 en estilo herreríano. El alzado de las pandas se forma mediante tres pisos o niveles. El piso inferior muestra galerías abiertas al patio mediante arcos de medio punto (nueve por crujía) que apoyan en pilastras dóricas adosadas a machones que se decoran también con grandes pilastras que se vuelcan al interior. El segundo nivel sólo lleva ventanas rectangulares, mientras que el último es de atractivas formas al tener balaustradas y grupos de vanos ajimezados de arco carpanel con columna mainel central de capitel jónico.



En el centro de este claustro se yergue la enorme estatua del Padre Feijoo, obra de Francisco Asorey.

El segundo claustro es más antiguo. Se llama Claustro Pequeño o de las Nereidas. Su construcción data del siglo XVI avanzado (1539-1582) pero como es normal en la arquitectura gallega, su arcaísmo  lo convierte en un monumento tardogótico. Su arquitecto fue Pedro Rodríguez, natural de Monforte. Tiene sencillas arquerías apuntadas. Las bóvedas son de crucería estrellada.


Posteriormente se construyeron dos pisos por encima.

Este claustro se llama de las Nereidas por la fuente central –originaria del siglo XVIII- cuya copa es sostenida por cuatro esculturas que representan a este ser mitológico.
No hay que dejar de visitar la encantadora y recoleta iglesia medieval de San Salvador de Samos  de origen mozárabe (posiblemente del siglo IX). Tiene una única nave y remata en cabecera de testero plano.
 



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