sábado, 23 de noviembre de 2013

Monasterio de Cañas. La Rioja




En el año 1169, Don Lope Díaz de Haro y doña Aldonza Ruiz de Castro donaron a la Orden del Cister una villa en Hayuela, donde debía de existir ya una fundación monástica benedictina de monjas.


 
En 1170, la comunidad de monjas se asentó definitivamente en Cañas.


 
No obstante, el conjunto de edificios que vemos hoy no comenzó a levantarse hasta tiempos de la abadesa beata doña Urraca (1225-1262).



En la tercera o cuarta década de este siglo se proyecto una iglesia de tres naves todavía con resabios románicos. Algunas partes tardorrománicas se conservan, como los cimientos y especialmente algunas portadas de medio punto y otras apuntadas pero todavía tardorrománicas que se abren al claustro.



Es ya en la segunda mitad del siglo XIII cuando se progresa en la construcción de la mayor parte de la iglesia, pero ya en el estilo gótico imperante, pero en este caso muy puro y clásico.



Por falta de medios no se construyeron las tres naves, sino que la cabecera tripartita y el transepto se remataron con una sola nave.
 



El Monasterio de Cañas tiene cuatro elementos de gran importancia y valor artístico. Por cada uno de osos elementos, por sí solos, sería merecedor de la visita.
 

Cabecera de la iglesia del Monasterio de Cañas

 
La cabecera de la iglesia del Monasterio de Cañas tiene tres ábsides abovedados con crucería de finos nervios. El central es soberbio, con dos pisos superpuestos de ventanales apuntados que cobijan cada uno cuatro vanos rasgados y por encima tres óculos cuadrifoliados.
Los dos laterales son más menudos y sencillos, al disponer sólo de un ventanal muy alargado en el centro del testero.
 


Sala Capitular del Monasterio

Obra de la segunda mitad del siglo XIII. La entrada es preciosa  con tres vanos rodeados de arquivoltas apuntadas muy decoradas con hojarasca gótica.
 
 
 
El salón es un espacio repartido en cuatro espacios abovedados con crucería, cuyos nervios apoyan en una columna central y triples columnillas o ménsulas en los muros.
 
Tiene gran altura y amplitud y denota la vocación plenamente gótica de los constructores.
 
 
 
Sepulcro de Doña Urraca
 
El sepulcro gótico de la beata Doña Urraca se encuentra en la sala capitular. Fue esculpido a finales del siglo XIII o incluso a principios del XIV. Muestra a la abadesa yacente en la lápida ataviada con sus atributos abaciales.
 
En uno de los frentes de la caja se esculpió la bella escena de la subida al Cielo de la beata, donde su alma, con forma de niña, es recogida por dos ángeles.
 
 
El resto de las caras muestran con precisión y calidad artística escenas de la vida de la beata, así como el pésame de monjas, mujeres y frailes tras su muerte.
 
 
Aunque se ha querido comparar este sepulcro con el de Nájera (Doña Blanca de Nabarra) y San Millán de la Cogolla, es obvio que el de Cañas tiene, como mínimo un siglo menos de antigüedad y abandona el hieratismo románico para adoptar un naturalismo plenamente gótico. En este sentido es elocuente la abierta sonrisa de algunas monjas, que parecen comentar los acontecimientos.
 
Conjunto de  portadas
 

Un rápido vistazo a las alas del claustro del Monasterio de Cañas, nos muestran varias puertas de acceso a la iglesia y a otras dependencias claustrales monásticas. Hay algunas sencillas de medio punto totalmente románico  y otras de transición al gótico.
 
 
La más importante es la que comunica la iglesia con el claustro. Es un ejemplar precioso y elegante, típico del tardorrománico cisterciense. Tiene cuatro arquivoltas apuntadas sobre columnas acodilladas menos la tercera que lleva dientes de sierra.
 



 




 
 





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