El Monasterio cisterciense de Santa María de Oseira se cuenta entre
los grandes monumentos de Galicia. Algunos, por su magnificencia lo denominan
“el escorial Gallego”.
Este
monasterio, originario del siglo XII, está situado en la provincia de Ourense, en el concello de Cea.
La
historia de este cenobio es verdaderamente interesante. Y es que fue la primera
fundación de Císter en Galicia.
Ya
antes había un monasterio fundado por unos poco eremitas. En 1141 decidieron seguir
la Regla Cisterciense y llegaron nuevos monjes desde el propio Claraval.
Así el
Monasterio de Oseira se convierte en emblema del Císter en tierras gallegas,
semilla, que como sabemos, se propagaría en numerosos lugares en Galicia.
La
iglesia no se iniciaría mucho más tarde siendo consagrada en el año 1239.
Fueron
estos siglos, el XII y XIII, los de
mayor esplendor de Oseira, que empezó a decaer en el XIV.
En el
siglo XVI, el Monasterio de Oreira entra en la Congregación Cisterciense de
Castilla, comenzando un nuevo período de florecimiento que trajo la renovación
artística, impulsora de las obras llevadas a cabo durante los siglos XVI, XVII
y XVIII.
Con la
exclaustración provocada por la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX,
el conjunto románico es abandonado y con ello comienza una progresiva ruina de
su arquitectura y el expolio de sus obras de arte muebles.
En el
siglo XX vuelven los monjes a Oseira y se emprende una titánica y exitosa labor
de restauración y recuperación de este complejo monacal, recuperando el brillo
de lo que fuera y es uno de los más famosos ejemplos de arquitectura religiosa
española.
Tiene este monasterio, entre otras muchas
dependencias, una extraordinaria iglesia románica, tres claustros de distinta
época y estilo y una sala capitular de gran vistosidad.
La
iglesia románica tiene planta de cruz latina con tres naves y crucero. Las
naves están separadas por pilares con columnas embebidas. La bóveda de la nave
central es de cañón apuntado fajones. Los ventanales de medio punto se abren en
el arranque de la bóveda. La cabecera imitaba a la de Santiago con girola y
capillas aunque hoy están muy alteradas las originales. Sobresale la belleza
del presbiterio con una colección de columnas sosteniendo el muro de cierre,
como en Moreruela.
En el
siglo XIII se construyó un cimborrio con cúpula sobre pechinas en el crucero.
Como
era preceptivo en las iglesias cistercienses, la decoración escultórica es
prácticamente nula. Esta escasez ornamental parece engrandecer su monumentalidad
arquitectónica.
En el
siglo XVI se transformó la fachada principal y se replanteó en estilo
renacentista, con sillería almohadillada y frontispicio, amén de otros ornatos
y esculturas clasicistas.
Al lado
meridional de esta fachada de la iglesia y perpendicular a ella, encontramos
otra grandiosa fachada, en este caso barroca de influencia compostelana, la del
conjunto residencial del monasterio.
Tiene
el Monasterio de Oseira, como decíamos, nada menos que tres claustros. El de la Portería.
El Procesional y de los Pináculos.
El
claustro procesional destaca por las efigies situadas en las arquerías y que
representan rostros de personajes históricos.
La antigua sala capitular es obra del siglo XV y es el elemento más pintoresco del monasterio. Construida sobre planteamientos tardogóticos, es un espacio abovedado por complicadas bóvedas estrelladas, cuyos nervios arrancan de imaginativas columnas estriadas. Estos soportes palmeriformes que se abren en infinidad de nervios, como si fueran ramas de palmera, nos trae al recuerdo los soportes de la lejana lonja de Valencia, también de fecha semejante.
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