lunes, 29 de julio de 2013

Monasterio de Irache. Navarra



 
El Monasterio de Irache se encuentra ubicado, no por casualidad, en un lugar privilegiado en cuanto a románico se refiere. Se sitúa junto al pueblo de Ayegui, a muy poca distancia de Estella y el Camino de Santiago y también próximo al Monasterio de Iranzu.

Éste es el motivo por el que la visita a Irache puede ir acompañada e incursiones a otros lugares con importante presencia románica.

Centrándonos en el monasterio, diremos que es un cenbio benedictino de antiguo origen y que, gracias a la prosperidad económica de que gozó, reconstruyó sus dependencias a partir de la segunda mitad del siglo XII y cuya construcción llegaría a bien entrado el XIII.

De esas fechas sólo nos ha quedado la iglesia pues el resto de dependencias se reconstruyeron posteriormente. Por ejemplo el claustro es de formas arquitectónicas tardogóticas y escultura decorativa renacentista.

Las relativamente tempranas fechas en que se construyó la iglesia del Monasterio de Irache permitieron que el templo sea uno de los “más románicos” de cuantos se construyeron en Navarra durante aquellos tiempos.

Interior de la iglesia del Monasterio de Irache

Una vez accedamos al interior se aprecia la monumentalidad de esta iglesia propia de otras abadías cistercienses vecinas. Se trata de un magno edificio de tres naves tramos, crucero y cabecera triabsidal con los tres ábsides de planta semicircular.

Su alzado se compone del piso de arquería y claristorio con vanos agudos.

Los arcos son ligeramente apuntados y se apoyan sobre pilares cruciformes con dos semicolumnas en cada cara, al estilo hipanolanguedociano, más una columnilla acodillada. Las primeras reciben los arcos formeros y fajones y las segundas los arcos cruceros de sección rectangular de las bóvedas de crucería sencilla.

Cabecera

El ábside central es un prodigio de elegancia, sentido de la verticalidad y decoración armoniosa. Se accede a esta parte de la iglesia a través de un arco triunfal doblado y de perfil muy agudo, tras el que aparece el presbiterio abovedado con cañón apuntado y luego el propio ábside cubierto por bóveda de cuarto de esfera.

El muro interior del ábside se articula excelentemente en tres partes. La inferior es lisa, la intermedia lleva una arquería sobre columnas donde se abren los propios ventanales. Por encima corre un friso con óculos redondos que alternan con arcos baquetonados.

Por su parte, a los ábsidiolos laterales también se entra por arcos apuntados y se aboveda con cuarto de esfera. En el centro de los muros absidales hay ventanales con arquivolta apoyada sobre columnas.

En el crucero se construyó un cimborrio cuya cúpula fue sustituida por otra, pero de cuyo arranque quedan cuatro grandes figuras de los Evangelistas con cuerpo humano y cabeza de su respectivo animal-símbololo.

Exterior

Portadas

En el exterior hay que fijarse en las dos portadas. La occidental es una puerta tardía de cinco arquivoltas apuntaladas lisas y de aristas vivas y grandes columnas con capiteles vegetales. Tiene esta portada un bonito crismón sostenido por “la Mano de Dios” en acto de bendecir, esculpida minuciosamente en bajorrelieve.

En el costado septentrional tenemos otra puerta, llamada de San Pedro. Se trata de portada algo más antigua que la anterior. No sólo se aprecia por el menor apuntamiento de sus arcos sino por la decoración de los capiteles y cancillos que ofrecen escenas de combate y una larga serie de animales fantásticos. También tiene crismón.

Cabecera

Más espectacular es, sin duda, la estampa de la cabecera con el gran cimborrio cabalgado sobre el crucero y la perfecta definición de sus tres ábsides escalonados que reflejan al exterior parecida articulación que la vista en el interior.

El ábside central lleva potentes contrafuertes que forman siete calles o paños animados por tres ventanales en la parte central (con doble arquivolta) y óculos en la superior. Más arriba corre un friso de arquillos murales trilobulados que caen sobre ménsulas esculpidas a modo de canecillos y más arriba, sosteniendo el alero, aparece la corona de canecillos propiamente dicha.

Los ábsides laterales son bastante más pequeños y austeros. Tiene columnas entregas y en el centro del semitambor hay sendos ventanales.

Canecillos y ménsulas

Algo que puede pasar desapercibido si no nos acercamos lo suficiente o no contamos con prismáticos o teleobjetivo es la excelsa calidad de los ya citados canellos y ménsullas del ábside central.

Son de extraordinaria calidad escultórica  y rica iconografía, constituida por cabezas monstruosas, animales reales y fantásticos, como aves, perros, cabras, ciervos, arpías, dragones y grifos, aunque la figura más curiosa es la de un dromedario. Entre los personajes, aparecen algunos bustos que parecen corresponder a canteros por las herramientas que portan. Muy interesante es la ménsula en que aparece, como en la portada occidental, una Mano de Dios bendiciendo.

Por encima de esta monumental cabecera se avista el no menos espectacular cimborrio octogonal que cabalga sobre el crucero. En sus esquinas hay sendas torres cilíndricas con cubierta cónica.

 

 

  

miércoles, 24 de julio de 2013

Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria)


El Monasterio de Santo Toribio de Liébana es un cenobio cántabro antiquísimo, cuyos orígenes se remontan a época visigoda (siglo VI).
 
Santo Toribio fue después importante monasterio ya en época del Reino de Asturias con el nombre primero de San Martín de Turieno o Tours y en el siglo VIII, Beato de Liébana, abad de este monasterio, escribió los trascendentales “Comentarios al Apocalipsis”.

La iglesia monasterial de Santo Toribio de Liébana que actualmente vemos debió sustituir a otra románica del siglo XII, y ésta, a su vez, a otra anterior prerrománica.

En 1256 se decide levantar el actual templo de un gótico incipiente que más bien muestra características cistercienses evolucionadas.

Tiene tres naves y cabecera formada por tres ábsides poligonales. Dos puertas de tradición románica arcaizante (la principal y la del Perdón) se abren en el muro meridional, que aunque suele decirse que pertenecen a la iglesia anterior románica bien pudiera pertenecer a esta nueva campaña del XIII, pues la tradición románica pereciste a lo largo de todo este siglo.

Además los motivos de los capiteles son más bien góticos.

La iglesia tiene tres naves con bóveda de crucería y cabecera de tres ábsides poligonales.

En el hastial se levanta una torre prismática y de los añadidos posteriores queda el claustro construido en 1669.

En el interior de la iglesia puede verse la estatua yacente, en madera policromada, de Santo Toribio y el “Lignum Crucis”, el mayor fragmento conservado de la Cruz de Cristo, que fue traído de Tierra Santa en el siglo V por Santo Toribio, obispo de Astorga. Actualmente está incrustada en una cruz de plata dorada del siglo XVI.

 
 

jueves, 18 de julio de 2013

Monasterio de San Antolín de Bedón. Asturias




San Antolín de Bedón fue un monasterio benedictino ubicado el concello de Llanes, situado en el extremo occidental del mismo, en un verde vallejo que sólo dista unos cien metros de la playa homónima de San Antolín.

Alrededor de la iglesia queda un poblado prácticamente abandonado con las viviendas en ruina y hay que reconocer que, aunque se llegue hasta él a plena luz del día, provoca un cierto desasosiego su vista.

Una vez pasado esta inquietud, el esfuerzo merece la pena, pues nos encontraremos ante una iglesia conservada impecablemente, especialmente tras la restauración de la que ha gozado no hace demasiados años. En ella, los muros de mampostería que son mayoritarios en su fábrica se enfoscaron dando un aspecto lisura que contrasta con el que tenía antes.

Este aspecto puede parecer desacertado pero hay que recordar que los templos medievales se enfoscaban con colores de claro, lo que además de dar un aspecto más luminoso, permitía alisar las rugosidades de los muros, especialmente si se componían de mampostería.

Se trata esta iglesia de un edificio tardío (inicios del siglo XIII) muy equilibrado y armonioso en toda su arquitectura. La decoración, sin embargo, es muy contenida, limitándose a los canecillos (algunos restaurados) donde aparecen bastantes motivos figurados en distinto estado de conservación.

Estructuralmente, cuenta con tres naves y cabecera de tres ábsides semicirculares. Cuenta con crucero poco sobresaliente  en planta, pero sí en alzado y un cimborrio sobre el transepto.

Las naves se cubren con madera, mientras que crucero y ábsides lo hacen con crucería.


El ingreso se hace por dos puertas. La principal es la occidental, que tiene arquivoltas ojivales sobre columnas. La meridional es similar, pero no dispone de columnas. En ellas se aprecia especialmente el carácter tardío ya mencionado y la influencia de la arquitectura cisterciense, que domina el panorama artístico de la Edad Media hispana en el arranque del siglo XIII.

Monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes. Galicia



El Monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes (de los Monjes, en castellano) es uno de los principales monasterios de origen medieval de la provincia de A Coruña y de toda Galicia, aunque actualmente y tras las reformas de los siglos XVI al XVIII es uno de los principales monumentos de barroco gallego. Fue declarado Monumento Histórico Artístico de carácter nacional.

Breve historia del monasterio

Se ubica en la comarca de Tierras de Mellide, en el municipio de mismo nombre: Sobrado dos Monxes

En el siglo X se fundó aquí un monasterio familiar dúplice por los condes de Présaras.

En el siglo XII, en tiempos de Alfonso VII el emperador que fue el verdadero paladín de la orden del Císter en terreno hispano, este pequeño cenobio se integra en la orden de los monjes blancos.

Mas tarde pasa a formar parte de la XXXX Congregación de Castilla y tras la desamortización de Mendizábal es abandonado aunque el habitual proceso de destrucción posterior fue evitado al ser comprado por cardenal Payá.


En la actualidad, el Monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes está habitado por monjes benedictinos.

El Complejo Monacal

El Monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes conserva bien la iglesia y buena parte de las dependencias monacales: tres claustros, la sala capitular, el refectorio, cocina, sacristía, biblioteca, etc.

La iglesia

La iglesia del Monasterio de Sobrado dos Monxes, es, como ya dijimos, un fastuoso edificio del barroco (del siglo XVII), estilo que junto con el románico forman el principal binomio artístico y cultural de la comunidad gallega.

Se trata de un templo cuya planta tiene cruz latina. El cuerpo principal de la iglesia se articula mediante tres naves de distinta anchura (más estrechas las laterales).

El espacio del crucero se solucionó mediante una gran cúpula semiesférica. Los soportes de las arquerías que separan las naves son pilares cuadrados.

La espectacular fachada de esta iglesia es obra de Pedro de Monteagudo y en ella, además de la habitual intención de crear dinamismo y juegos de luces mediante relieves, se aprecia un peculiar anhelo de verticalidad. Tal efecto lo consigue el arquitecto mediante dos altas torres campanarios formados por un gran cuerpo de elevación prismático superado por tambor y capulín.

Estas torres dejan poco espacio central a la fachada propiamente dicha por lo que sus elementos arquitectónicos y decorativos necesariamente se ven obligados a la esbeltez.

Este espacio central de la fachada se divide en dos grandes cuerpos. En el primer cuerpo se halla la puerta adintelada y por encima una estatua de la Virgen de la Asunción en una hornacina rodeada de estructuras decorativas barrocas. Flanqueando estos elementos aparecen dos parejas de altísimas columnas corintias de fuste estriado.

El cuerpo superior tiene un ventanal también adintelado más un escudo rodeado de nuevos por columnas y frontón curvo.

Los Claustros

El monasterio de Sobrado dos Monxes conserva nada menos que tres claustros: el de la Hospedería o de Peregrinos, el Procesional y, por último, el llamado Claustro Grande.

El claustro de la Hospedería, situado junto a la iglesia es de comienzos del siglo XVI, de austeras líneas herrerianas. Los arcos de las pandas son de medio punto. Por encima hay un piso con ventanas.

El claustro procesional (Reglar o de las Caras) fue el claustro original de la construcción cisterciense del siglo XIII aunque completamente rehecho en entre los siglos XVI y XVIII

Este claustro también se llama "de las Caras" por los medallones del piso superior que muestran rostros de distintos personajes: apóstoles, obispos, caballeros, etc.

 

Como es lógico, este claustro está comunicado con las pocas dependencias que todavía se conservan del monasterio medieval, como la sala capitular, el refectorio y la cocina, de los que nos ocuparemos luego.

Por último, el llamado Claustro Grande también se aborda en el siglo XVI y  remata en el XVIII.

Las dependencias medievales: sala capitular y cocina

Sala capitular                                                  

La sala capitular se abre al claustro procesional o reglar. Desde éste claustro se accede a la sala por una estructura todavía románica y muy atrayente. El vano de la puerta se encuentra rodeado por un amplio conjunto de arquivoltas aboceladas de medio punto que caen sobre pilares rodeados por múltiples parejas de columnitas románicas. A ambos lados de la puerta se abren sendos ventanales de idéntica estructura.


Es obvio que tan espectacular conjunto de columnas servirían para recoger los nervios de la bóveda de crucería de las pandas del claustro, al modo hispano-languedociano. Aquellas bóvedas de crucería fueron reemplazadas por las actuales renacentistas.


Una vez dentro de la sala capitular, observamos el típico espacio ortogonal abovedado con cuatro soportes constituidos por ocho columnas unidas cuyos capiteles comunes rematan en cimacio ochavado.

Los nervios de las bóvedas, además de en estas columnas se apoyan sobre columnas acodilladas en las esquinas del cuadrado y en mensulones de los muros.

Cocina

La cocina es otra de las interesantes dependencias medievales que se conservan del monasterio tras su integración en la Orden del Císter. Es un espacio abovedado -al estilo de una sala capitular- cuyos nervios son soportados por cuatro grandes pilares cilíndricos, a modo de columnas cuyos cimacios son ochavados. El espacio central de esta sala y rodeados por las columnas es la campana de la chimenea.